Midnight Confessions [Dorcas Meadowes]

Aquel día comenzaba a ser más largo de lo que había pensado la pelirroja al despertar. Después de clase y de hacer sus deberes, Lilian se encontraba cenando en una gran mesa festejando una reunión más del Club de Las Eminencias del profesor Horace. Aquellas reuniones aunque le gustaban, aquel día no tenía mucho ánimo de estar en aquel lugar compartiendo con otros estudiantes, sin embargo, mantuvo una sonrisa en su rostro y entablo pequeñas conversaciones con el profesor y con uno que otro estudiante que se le acercaba o le preguntaba algo. El tiempo, por suerte, paso bastante rápido gracias las clásicas historias que al profesor le encantaba contar, por lo que sin darse cuenta ya estaba con el postre lo que indicaba que aquella reunión estaba por terminar. Y así fue. Unos minutos más tarde, la pelirroja era la última que se encontraba despidiendo del profesor agradeciéndole por aquella velada.

Una vez fuera de la oficina del profesor se estiro lo más que pudo para terminar con un largo suspiro, pues por mucho o poco que le gustará, su día aún no estaba por terminar. Como cada noche desde quinto año, cuando se volvió prefecta, debida recorrer distintas secciones del castillo para verificar que todo estudiante estuviera en su sala común y no dando vueltas por ahí. Como había acordado con Remus, antes de ir a su reunión, aquel día le tocaba revisar el exterior del castillo así como las mazmorras y el sótano. Sin tardar mucho, recorrió las mazmorras, el sótano, los jardines, el lago -donde se tomó unos minutos para disfrutar de aquella tranquilidad-, el campo de Quidditch y finalmente los invernaderos.

Al haber encontrado todo en orden, subió tranquilamente a la sala común tarareando el himno del colegio un tanto cansada y con deseo de disfrutar la comodidad de su cama y de un buen libro, pues aunque se encontraba cansada estaba lejos de tener algo de sueño. Una vez que paso a La Señora Gorda se dirigió a su dormitorio mientras aflojaba la corbata y se despedía de un par de estudiantes que aun hacían sus deberes. En cuanto abrió la puerta de su dormitorio, noto que la única luz que iluminaba aquel lugar era el de la luna, por lo que supuso que sus amigas estaban dormidas. Sin hacer ruido, se dirigió a su cama, pero antes de que pudiera choco con el baúl que se encontraba frente a ella tirando los libros que estaban ahí. Su primer instinto fue recogerlos de inmediato pidiendo a Merlín que tanto Mary como Dorcas no se hubieran despertado por el ruido.

Tras la ducha post entrenamiento se dirigió a su habitación para cambiarse en menos de lo que canta una sirena, pues verás, Dorcas había acordado con todo el equipo en reunirse en las gradas por la noche para llevarse unas buenas risas, pero no sería fácil teniendo a su mejor amiga como la santísima prefecta de Gryffindor, mucho menos si esta vive dentro de la misma habitación, así que tuvo que montarle todo un teatro a Mary minutos antes de escapar, explicándole lo importante que era para ella demostrar ser cool y uno una tía mandona frente al equipo, sobretodo si quiere que la coronen como capitana de una puñetera vez antes de que se hunda el barco con  James Potter a la cabeza.

Una vez montado una Meadowes falsa bajo las sábanas con los almohadones de su cama, convencido a McDonald de no abrir la boca y con el uniforme característico de los leones encima se escabulló por los pasillos hasta llegar al estadio con mucho cuidado, temía ser descubierta por alguno de los prefectos durante su turno, temía ser vista por algún jefe de casa que padece de insomnio, O ALGO PEOR; cruzar camino con algún profesor que decidió ir a por un vaso de agua mientras atravesaba por todo el puñetero castillo hasta llegar a las cocinas subterráneas. En fin, el punto es qué, lo había conseguido, y de hecho se la pasó de maravilla. Los muchachos habían llevado cerveza de mantequilla y algunas golosinas de Hogsmeade, ninguno había causado problemas - Lo cual la sorprendió - y de hecho, había conseguido volver a la torre con tranquilidad hasta que... Mierda, ¿A qué horario terminaba el turno de Lily? Por las barbas de Dumbledore, al percatarse de la inminente tragedia, no pudo evitar subir las escaleras de forma casi paranoica; observando constantemente hacia atrás por miedo a cruzarse con Evans con las manos en la masa.

Pero al llegar a la puerta de su habitación se detuvo, aliviada de no haberse encontrado con la pelirroja en todo el camino, por lo que segundos más tarde se adentró nuevamente en plena oscuridad hasta que ¡Oops! — Mierda — Murmuró cuando las luces se encendieron y frente a ella se encontraba su mejor amiga, compañera de habitación y lastimosamente prefecta. — No es lo que parece, me fui al baño — Pero su cara no engañaba a nadie, además de que tener impregnado hasta en el cabello el olor del cigarrillo de James y Sirius la delataba por completo.

Mientras Lilian tomaba los libros del suelo su temor se había cumplido, había despertado a sus compañeras, o al menos a una de ellas. Su primer instinto fue disculparse, pero antes de poder pronunciar palabra alguna, la voz adormilada de Mary se hizo presente. "Dorcas, hicimos un trato. Yo te cubriría con Lily y tú no llegarías haciendo ruido" reprochó en un murmuro para después continuar con lo que hacía, dormir. Aquella situación tanto le molestaba por el engaño fallido de sus amigas, como le resultaba cómica por la simple actitud de Mary; así que mientras decidía que sentimiento ganaba dentro de ella, coloco sus libros en su lugar y se encaminó hacia la cama de Mary, donde se disculpó en un susurro antes de cerraras las cortinas que cubrían por completo su cama.

Cuando terminó con el asunto de Mary encendió las luces de la habitación antes de dirigirse hacia la cama de su amiga donde encontró una falsa Dorcas hecha de almohadas debajo de las sábanas. En cuanto las vio negó con la cabeza y sin poder evitarlo una pequeña sonrisa se formó en su rostro, pues tenía que admitirlo, su rubia amiga había sido un tanto ingeniosa para cubrir su escape y si bien no era su mejor trabajo, habría logrado engañarla si tan solo no hubiera chocado con su baúl. Dejo las sabanas como estaban y nuevamente se dirigió hacia su parte de la habitación antes de apagar las luces del lugar con un leve movimiento de su varita y así poder quitarse su uniforme para ponerse ropa más cómoda.

Una vez que tenía su pijama puesta se dedicó a cepillar su rojo cabello mientras caminaba de un lado a otro por la habitación esperando a que la rubia decidiera parecer. Por suerte, su espera duro tan solo un par de minutos pues de un momento a otro la puerta de la habitación se abrió dejando entrar a su compañera de cuarto. Espero unos segundos a que la puerta se cerrara y sin dudarlo encendió las luces encontrándose frente a frente con su amiga, la cual sin dudarlo, dijo la primera excusa que se le vino a la mente, o al menos eso había pensado la pelirroja por lo mala que era esa excusa. La miro fijamente antes de señalar su cama donde aún continuaba la falsa Dorcas para después acercarse a ella y comprobar que aquel extraño olor que había percibido correspondía al aroma de los cigarrillos. —Potter y Black, ¿cierto? —preguntó a pesar de ya saber la respuesta. —Sabes que pueden castigarte si te encuentran fuera de la sala común después de la hora establecida. Además de quitarle puntos a la casa.— regañó, o al menos lo intento. —Ahora sé por qué me llevo tan bien con Remus... Sufrimos lo mismo— murmuró más para ella que como parte de la conversación. —No puedo creer que incluso involucraras a Mary.— Señaló la cama de su amiga que seguía durmiendo y se mantenía alejada de todo lo que estaba pasando. —¿Al menos fue por una buena razón el que salieras a hurtadillas de aquí?— Cuestionó con la esperanza de que así fuera y no solo parte de su  clásica y ya acostumbrada rebeldía.


OFF. ¡Perdón, perdón, perdón! Prometo ya no tardar tanto en responder.

Mierda. Era una sirena frita. Su garganta automáticamente tragó saliva de la forma menos disimulada posible, mientras que al mismo tiempo sus orbes de color azul se movían de un lado al otro, intentando buscar la salida más viable en tal momento de urgencia. Quizá si se tira por la ventan... No, no, eso no serviría de nada y dolería muchísimo.  ─ Eeeeeeeeeeeeeeh ─ Por Merlín, qué jugada estaba aquella situación, tenía que decidir si  mentirle a su mejor amiga - Lo cual se le da fatal - o delatar a su mejor amigo - Lo cual desencadenaría cosas fatales - ¡Por la santísima Quaffle de las Arpías de Holyhead! Ni siquiera los más antiguos magos tuvieron que tomar una decisión tan complicada, Dorcas es esa clase de personas que se toman quince minutos para elegir los aderezos de su hamburguesa, imagínate que tanto le tardaría tomar una postura tan riesgosa como esa.

─ ¿ME DELATASTE? ─ Gritó de repente al escuchar a su prefecta y ver a la desgraciada de McDonald en lo más profundo de su sueño, momento en el que aprovechó para jalar de sus sábanas y dejarla pasar unos segundos de frío. ─ En mi barrio eso es traición ─ Le dijo, señalandola con el dedo. Lo cual es gracioso porque... Dorcas nació en Hogsmeade, no en los barrios bajos de Puerto Rico. ─ Me vi con.... ─ No digas James Potter, no digas James Potter, no digas James Potter, no digas James Potter. ─ Sirius ─ - SuPutaMadre - Creo que hubiese preferido decir que se encontró con cualquier persona que estudiara dentro del castillo, incluyendo a los más ñoños de Ravenclaw, antes de hacerle creer a Lilian Evans que andaba en algo raro con el estúpido de Black. Pero para bien o para mal... Dorcas no sabe mentir, y claramente esto no es una mentira, porque Sirius estuvo presente. Sin embargo, prefirió omitir el detalle de que James andaba allí también, solo para evitar causarle más problemas a su mejor amigo.