Relaciones de Drago

Drago N. Faülkner

Drago Faülkner es un mago que siempre destacó por sus habilidades para los hechizos y encantamientos, en su época como estudiante siempre brillo por la facilidad con la que adquiría nuevos conocimientos, el único problema era que se confiaba a tal punto que adoraba perder el tiempo con amigos buscándose más de un problema por el castillo; de niño siempre fue travieso, siempre tenía a alguien a quién fastidiar, le divertía llevar a la gente a los límites, aunque poseía un encanto innato que le hacía salvarse de la mayoría de los castigos. Impulsivo, divertido, apasionado y justiciero, a pesar de ser la mente brillante detrás de muchas bromas pesadas, detestaba cuando molestaban a gente indefensa o gente que no molestaba a nadie, aquellos que iban por la vida creyéndose superiores eran rápidamente considerados sus enemigos y, por ende, victimas de toda su creatividad.

Actualmente muchas de esas cualidades maduraron, sigue siendo impulsivo, le gusta divertirse, ver la vida como un juego, correr peligro, continúa reaccionando ante las injusticias y es que callar su opinión no es algo que se le de muy bien, muy profesional, Drago puede ser un desastre en muchos aspectos de su vida, pero su trabajo como auror lo es todo para él.

Leal con sus amigos, pero por esta misma razón es que no cualquiera ingresa a su círculo más cercano, es sociable por lo que conoce a bastante gente, pero no en todos confía al punto de contarle secretos, en ese sentido es bastante desconfiado. Perfeccionista y ambicioso, aunque no en un mal sentido, siempre quiere ser el mejor y destacar en lo que hace, por lo mismo es que se dedique tanto a estudiar, leer y practicar. Quizás se le podría definir como un egocéntrico con encanto, un testarudo, pero gran persona, muy noble y valiente.

Faülkner no es precisamente un hombre de relaciones serias y estables, siempre cree estar enamorado, el problema es que cualquier tipo de compromiso le da algo de alergia, por decirlo de alguna forma. Mujeriego probablemente sea la mejor palabra para definirle, si cuando niño se dedicaba a fastidiar a las niñas, de adolescente más de una se volvió su novia y de adulto continuó por aquella senda, aunque sin compromisos de por medio y es que ¿quién necesita etiquetas, no?