Alice [Introducción]

por Alecto Carrow* Vie Feb 18, 2011 6:16 pm

Dos personas vestidas con ropa extraña aparecieron de la nada en medio de la noche. La calle estaba desierta, era una tranquila y pequeña ciudad. Un hombre alto con barba larga y blanca estaba mirando el buzón con el nombre “Judith Blake”. A su lado, una mujer mas bajita miro alrededor de donde se encontraba y luego volvio su vista al bebe que tenia en brazos.
El hombre enfoco su vista hacia la casa en la que se encontraba el buzón. Solo había una valla blanca que la defendía de extraños y ladrones. El jardín estaba vacío, sin flores como los de los vecinos. Solo estaba cubierto por una fina capa de hierba.
-Es aquí… ¿verdad? ¿Entonces por que…?-Inquirió la mujer, mirando el nombre que figuraba en el buzón de correo.
-Ha cambiado su nombre.-Respondió el hombre.
-Oh, si es cierto.-Afirmo ella, silenciando su voz de nuevo.
Aquel extraño hombre se decidió a abrir la verja y caminar por el camino que seguía a la puerta. Su compañera lo siguió. Ella no podía soportar la tensión, tenía una gran duda.
Pocos minutos después el hombre de pelo gris abrazado a un paquete, que se mantuvo cerca de su pecho, abrió la puerta y siguió el camino que conduce a la puerta. Su compañero le siguió, difiere un poco más y se olvidó de cerrar la puerta. Por fin, ella no podía soportar la tensión y la llamó la vida al hombre.
-¿Esta usted seguro de esto, Albus?-Le pregunto McGonagall, mirando seriamente a Dumbledore. Su rostro no expresaba felicidad ni tristeza.
-Por supuesto que estoy seguro, Minerva.-Respondió el con firmeza.
-Pero esa mujer no esta totalmente cuerda. Usted sabe que esta desequilibrada. Ha estado visitando al psiquiatra desde…
-Los dos sabemos…-interrumpió Dumbledore. –Que no es ninguna loca. Ella está completamente sana y el psiquiatra sólo le ayuda a manejar sus recuerdos.
-Tiene razón, yo no debería decir algo así.-Dijo McGonagall y volvio a mirar al niño en sus brazos.
-Además, todo el mundo es mejor que la hermana de Lily.-Añadio ella.
Finalmente llegaron a la puerta. Dumbledore suspiro, antes de llamar a la puerta.
-Ella es una gran mujer, muy valiente y poderosa. Tu misma la conociste.-Dijo el.
Esta vez McGonagall no dijo nada, no hacia más que mantener los ojos en Dumbledore cuando él llamó a la puerta. El silencio era lo único que les respondió.
-La última vez que la vi, tenia 17 años y no era muy responsable.-murmuró Minerva.
-Ahora ella tiene veinte y dos años, y estoy seguro de que creció-Respondió Albus al notar que Minerva realmente no creía en sus palabras.
-Sabes que es la mejor manera, nadie va a buscarlo aquí. Incluso Sirius no sabe que ella todavía está viva, además de que es una gran bruja y Harry estará a salvo con ella.-Añadió.
Minerva sólo tapo con la manta al niño, no podía apartar los ojos de la frente de Harry.
De repente la puerta se abrió mostrando a una mujer de pelo negro. Vestía sólo una solera púrpura y bata que dejaba al descubierto sus hombros desnudos. Parecía haber estado durmiendo y parecía sorprendida también.
McGonagall se abstuvo de comentar su ropa, y apenas le dirigió una mirada celosa. Albus se sorprendió también. La última vez que había visto había sido tres años atrás..
-¿Albus? ¿Minerva?- Pregunto la morena con voz soñolienta.
-¿Podemos pasar?-Pregunto Dumbledore señalando el paquete que mantenía Minerva en los brazos, aunque la mujer no se dio cuenta de que era un bebe.
-Por su puesto.-Dijo ella y dio un paso atrás, dejándolos pasar. McGonagall le mando un gesto de desaprobación y la chica de pelo negro cubrió sus brazos, mientras Albus corría las cortinas con su varita. La morena, esperaba con paciencia.
-Tal vez no lo sepas aun, pero los Potter están muertos.-Dijo Albus con un tono de voz serio, pero con una mirada expresaba una gran tristeza.
-¿Lily y James?-Repitió la morena, cubriéndose la boca con la mano. Sus ojos expresaban una gran angustia y desesperación al enterarse que sus mejores amigos habían fallecido.
-¿Mortifagos?-Pregunto como pudo.
-No, Voldemort mismo.-Corrigió Dumbledore. La muchacha callo rendida en un sofá para una persona que había en el recibidor, con la mirada perdida y aguada. El director y la profesora miraron triste a la muchacha, mientras ella asimilaba la terrible noticia.
-Entiendo que es una sorpresa para ti, al igual que para todos nosotros… pero realmente, no tengo tiempo.-Dijo Albus, poniendo su mano en el hombro de ella, mientras que con la otra, la ayudaba a pararse.
-¿Han venido hasta aquí para decirme esto? ¿O acaso hay algo mas…?-Pregunto la morena, con la voz entrecortada, y mirando de reojo el paquete que permanecía envuelto en mantas.
-Es sobre Harry.-Dijo Minerva.
-¿Quién?-Pregunto la muchacha.
-Harry Potter. El hijo de Lily y James.-Respondió Dumbledore.
-¿S…su hijo?-Repitió la pelinegro, mientras Minerva llevaba a Harry con mucho cuidado y se lo entregaba a la muchacha.
-Dios… es exactamente igual a James.-Dijo con una sonrisa triste. El niño despertó y abrió los ojos. Eran totalmente verdes.
-Y los ojos de Lily.-Añadió Minerva.
Los ojos de la morena estaban llenos de lágrimas, el pequeño la miraba con interés en su mirada. Su mano alcanzo la mejilla mojada de ella, mientras la morena acariciaba su mano con un dedo. McGonagall no soporto más y aparto la mirada de la lacrimógena escena. Mientras Dumbledore la miraba con comprensión.
-Por lo tanto… ¿estas de acuerdo?-Pregunto la mujer mientras luchaba con las lagrimas.
-Bueno, yo… no se.-Dijo finalmente la pelinegro. Seguía manteniendo sus ojos en el niño.
-Saben que no soy bien recibida en la comunidad mágica. Me he cambiado el nombre, me traslade a una ciudad muggle. No estoy segura de que hallan echo una buena elección…-Empezó la pelinegra.
-Alice.-Llamo Dumbledore y ella lo miro cuando utilizo su verdadero nombre.
-En mi opinión este es el momento adecuado para que vuelvas al mundo mágico. Tal vez no sea fácil, pero tienes que volver algún día. No eres capaz de llevar una vida así, sin la magia.-Dijo Dumbledore.
-Harry tiene que permanecer en un lugar seguro, no podemos confiar en nadie. No se le puede pedir a Sirius que cuide de el, aunque sea su padrino, por eso te lo pedimos a ti. Al fin y a cabo, eres su madrina.-Termino.
-Jones.-Llamo Minerva, usando su apellido.-El no tiene a nadie en el mundo a excepción de su tío y su tía, pero son muggles, además no creo que le vallan a garantizar una buena infancia… ya conoces a Petunia.
Alice suspiro, miro al muchacho una vez mas y sonrío para sus adentros. Dumbledore respondió con la misma sonrisa. Ya todo estaba decidido, la forma en la que Alice miraba a Harry, completamente maternales.
-¿Si le digo sobre quien es el y sus padres?-Pregunto Alice mientras los dos directivos de Howarts se preparaban para salir. El director se detuvo, y la miro, hablando con voz tranquila:
-Tu decides, ahora eres como su madre.-Le dijo tranquilamente y se fue con McGonagall, cerrando la puerta tras si.
Antes de irse, Dumbledore dijo en voz baja:
-Si que creció.
-¡Albus!-Protesto Minerva.
-¿Qué? Acabo de admitir que es una mujer muy hermosa ahora.
-¿Y usted vino de noche a propósito?-Inquirió su acompañante.
-Eso es ridículo, Minerva.-Dijo Dumbledore riendo y desaparecieron los dos en la niebla.