Eco (Libre)

Las clases aquel día habían resultado amenas, para la rubia terminar sus deberes no le representaba problema alguno, aunque Bellatrix, una de sus hermanas, siempre le molestara diciéndole que era una lechuza de biblioteca, había estado casi una hora metida en un libro de conjuros, y cuando regreso su atención al mundo el sol estaba por ocultarse. Se levantó del pequeño taburete de caoba,  y pasando los dedos por su largo cabello, camino hacia la puerta de la sala principal de Slytherin, pretendía caminar un poco, para evitar que le buscarán para la cena, hasta ese momento no lo había comentado con nadie, pero lo cierto es que el apetito era algo que se encontraba ausente en su de por sí ya delgado cuerpo, y evitaría a toda costa que el rumor llegara hasta su estricta madre.

Cuando sus pasos la llevaron hasta la torre norte del castillo, se detuvo para intentar agudizar el oído, pero el silencio le indicaba que ella era la única, por lo menos la  única con vida entre estas paredes, mordiendo su labio, se acomodó de tal manera que su espalda descansaba sobre una de las paredes y el resto de su cuerpo en el balcón bajo de la torre, tenía una vista espectacular del crepúsculo y mejor aún su posición le ocultaba de los que pasaran cerca, podía sentir el viento en su cara, y como jugaba con su cabello, así que cerro un momento los ojos, momentos como ese le causaban cierto confort, aunque no podía evitar que clase de travesura estaba tramando su hermana en esos momentos.

Horas antes Bellatrix se había involucrado en una broma cruel en un sangre sucia, y Cissy estuvo, como en la mayoría, presente, se trataba de una alumna de nuevo ingreso, de esas que idolatraban su absurdo rojo chillón, y presumía de tener grandes dotes para la magia, pero resulto que la chica provenía de un padre muggle, lo cual había provocado que la rubia torciera una mueca, pero la hermana de esta no se quedó con las ganas y en el pasillo le había hecho levitar hasta que la novata termino llorando, el solo recordar el suceso le hizo reír, y las paredes de aquella torre le hicieron segunda una tras otra, provocando que el eco sonara un poco tétrico, como si acoplara a aquellos pasillo que ahora carecían de iluminación… sonaron pasos y la rubia apretó los labios a la expectativa de saber quien se acercaba a ella y si es que se percatarían de su presencia.

Lo que nadie sabía, era una curiosa y muy complicada sensación física que se despertaba en el cuerpo de la rubia, cada que se enfrentaba a alguna nueva emoción, situación que le ponía nerviosa, molesta, o en este caso emocionada, emocionada por él. Justo en el momento en que escucho su voz, incluso antes de que su cerebro analizara el comentario que Lucius soltó, las cosquillas comenzaron a recorrer su cuerpo, como si una descarga eléctrica le atravesara, comenzando por su estómago y luego sintiéndola en su rostro, lo que hizo que sus ojos se abrieran aún más en  la obscuridad, giro lentamente el rostro, para enfocar bien y no pudo evitar sonreír.

-Bueno, yo te eche de menos en el día…-contesto frunciendo el ceño al notar la silueta de su hombre recargada en un muro al otro lado del pasillo donde ella se encontraba, se tuvo que girar a modo que sus pies quedaron colgando en el aíre y su espalda hacia el vació, de esta forma estaba frente a él y evitando regresar al tema del comedor o darle algún toque de importancia, conocía muy bien cuando Lucius presionaba para conocer el fondo de cualquier asunto del que supusiera que existía algún trasfondo, y la falta de apetito de la Slytherin probablemente lo tenía, aunque ella aún no lo hallaba por completo.  

Narcissa sabía que no era precisamente la mejor en cuestión a las relaciones interpersonales e íntimas, esto en especial cuando con quien las desarrollaba le provocaban muchos sentimientos, y bueno el ojiclaro le había llevado al límite más grande de sus emociones  hasta ahora conocidas, pero lo que más le sorprendía a Cissy era la necesidad que le despertaba al verlo, de tenerlo cerca, así que dejándose llevar levanto los brazos para que él se acercara a ella, moviendo los dedos y probablemente poniendo cara de súplica, aunque quizá él ni la notara.- ¿Cómo es que me encontraste?- pregunto en voz un poco baja.

Al notar la respuesta que esperaba en su chico, observándolo caminar sonrío de lado, si algo le gustaba a la rubia de Lucius, era su seguridad que demostrada en cualquier situación, incluso al caminar, a paso firme con los hombros hacía atrás y  su mechon  de cabello rubio,  a mitad del rostro, la boca entre abierta y aquellos labios que representaban para la rubia su perdición.  

Cerrando un segundo los ojos al inhalar aquel perfume, y coloco sus brazos sobre los hombros de su amado, pasando su mano izquierda por el rubio cabello y con la otra acariciando con las puntas de los dedos, la nuca del chico,  levantando un poco el pecho en respuesta automática al sentir aquel abrazo en su cintura, si algo le gustaba físicamente de Lucius, es que era muy alto, aun en esa posición encuadraban perfectamente y podía sentir su respiración recorriendo  el poco espacio entre ambos.- Seguramente algún día, tendrás que ir por mí a Azkaban, más pronto de lo que crees, si este castillo se sigue llenando de muggles.-  refunfuño un poco y luego se encogió de hombros riendo por lo bajo y meneo lentamente la cabeza, apretando aun más el abrazo en se encontraban y colocando sus muslos interiores en los costados de la cadera del rubio.

Escuchar aquella voz ronca tan cerca, era reconfortante, provocaba pequeñas chispas de energía que recorrían su menudo cuerpo, y aquel silencio estaba casi segura que el latido de su corazón la traicionaba, pues en cada uno de ellos se repetía la necesidad que tenía por el hombre al que en ese momento abrazaba.  –Entonces no es que fuera difícil o fácil, es más bien que todo de mi, te llama... - susurro, sonrojándose por aquella expresión tan cursi,  y es que con él solían sucederle ese tipo de cosas, y cerrando los ojos respondió aquel beso, tomando el labio inferior del rubio entre los de ella, necesitaba esto más que nada en el mundo, lo necesitaba a él y eso le aterraba.