Una tarde dulce (Sirius Black)

Si bien el Director Albus Dumbledore y la profesora McGonagall sabían que había escapado de mi casa, el viaje a Hogsmade era algo que siempre requería autorización por lo que no podían hacer la vista gorda y permitirme ir, podía pedirle una firma a los padres de James claro pero... quizás no tenía la cara para hacerlo, después de todo ya me las arreglaría siempre lo hacía.
  James, Peter y Remus se habían ido con el resto del grupo, pero se fueron tranquilos ya que sabían que allí nos reuniríamos... ¿Acaso Hogwarts creía que aquí me quedaría? No-oh señores, sonreí de lado mientras subía de la sala común, lugar donde me "despedí" de mis amigos, hacia la habitación.
 Tomé un bolso y saqué todo lo que había en él, Ropa, fotos de algunas chicas de Hogwarts, un viejo reloj de Oro obsequiado por mi tío el cual dejé en la mesa de noche, y en el bolso solo coloqué muchos galeones de oro con los cuales compraría provisiones para el colegio... Volvería no solo con los bolsillos, sino también con el bolso lleno.

  Me cambie de ropa lo más veloz que pude, Opté por unos jeans azules oscuros, una camisa verde claro y una chaqueta azul también, estábamos en verano sí, pero prefería una chaqueta para quitármela y dar otro aspecto si se llegara a dar el caso...

  Sabía que no podía darme el lujo por andar paseándome por las calles y ser visto por alguno de los profesores, por lo que optaría por alguno de los pasadizos, aunque siendo sincero conmigo mismo sabía que optaría por el de la bruja tuerta.
  Una vez preparado como habíamos acordado anteriormente tomé la capa de invisibilidad de James y bajé hasta la sala común me asomé a la puerta haciendo a un lado el retrato de la dama gorda y me oculte bajo la capa.
  A paso suave y seguro me dirigí hasta el tercer piso, la escuela se encontraba vacía excepto por algún que otro alumno que olvidó hacer firmar el permiso, una vez hube llegado al tercer piso me dirigí hacia la estatua de Gunhilda y ubicándome lo más cerca que pude le susurré la contraseña.

-Dissendium.-

 La joroba de la estatua se abrió y me encaminé hacia el pasadizo, una vez dentro me quité la capa y me encaminé a hogsmade, sabía que el camino era largo y tardaría aproximadamente una hora a pie, pero era mejor que quedarse en el castillo, lamento no haber podido traer la escoba.

-Demonios.-

  Susurré, podía haber hechizado el boldo y traerla sin más, pero ya que, chasqueé los labios y seguí caminando.
  HoneyDukes supongo que iré por algunas ranas de chocolate, varitas de regaliz, bombones explosivos, paletas acidas... Grageas de todos los sabores... La boca se me hizo agua de solo pensar en ellas. Además de algunos elementos para pociones y demás cosas, unos guantes nuevos ya que los que usaba en quidditch estaban algo gastados y claro porque no ir por una cerveza si me daba el tiempo.
  El pasadizo parecía llegar a su fin, me volví a colocar la capa para corroborar que no hubiera nadie allí que pudiera causarme problemas y salí del pasadizo hacia el sótano de la tienda de dulces, subí suavemente hacia la parte comercial de Honeydukes y no había nadie allí, suspiré aliviado y me quité la capa guardándola en el bolso y cerrarlo para comenzar a comprar, sonreí satisfecho una vez más lo había logrado, cuando giré una chica me estaba observando... me había visto, subir del sótano, quitarme la capa... todo lo había visto...

-Tú... no has visto nada...-

Solo alcancé a decir mientras tragaba con algo de dificultad.

Levanté una ceja al reconocer a la chica que trataba de chantajearme, oh claro que la conocía, muy bien para ser exactos, se trataba de Sadie Maddson.

La observé entre cerrando los ojos para luego observar detrás de ella si alguien más estaba por allí, por lo que le di poca importancia y vacié lo que había colocado en el bolso en una canasta y la seguí llenando.

Sabía que ella quería conocer varios de los pasadizos que tanto Yo como el resto de los merodeadores habíamos descubierto, pero jamás había utilizado un argumento tan bueno como para convencerme.

-Te dije que no puedo compartir eso contigo.-

Aunque a veces eso me hacía sentir algo culpable, no se trataba de cualquiera, esta chica era divertida, muy cómplice, podría nombrar dos o tres situaciones en las que me ha ayudado a librarme de un castigo.

Mientras Lunático, Colagusano y Cornamenta no se enterasen... creo que no habría problema. Me lancé una gragea a la boca *menta con chocolate, genial* y terminé por decidirlo. Vacié todo lo que había juntado en dos o tres bolsas, Metí mi mano dentro de la chaqueta y saqué una bolsilla de cuero la cual contenía varios galeones y la deje sobre la estantería donde estaban las varitas de regaliz, observé un pequeño adorno de lechuza y le guiñe un ojo mientras depositaba los paquetes en el bolso.

-Gracias otra vez, nos veremos la próxima semana.-

Sonreí y me dirigí al sótano una vez más pero mientras me encaminaba hacia la puerta tomé la mano de Saddie y la obligué prácticamente a seguirme, para luego cerrar la puerta detrás de ella, me pegué a la puerta y escuché con atención para saber que nadie rondaba por allí y luego volteé para ver a Sadie.

-Escucha Maddson, te lo diré solo una vez, este pasadizo lo encontraste tú, alguien de tu familia lo conoce, no me viste aquí ni nos cruzamos hace tiempo, si te ven entrar en él estás por tu cuenta, y si lo clausuran por alguna falta de cuidado está más que claro que tendremos problemas...-

Comenté cruzándome de brazos y suspirando.

-Solo te lo enseñaré porque sabes que te aprecio... dios los muchachos si se enteran me matarán.-

Susurró dirigiéndose a la puerta que llevaba hacia el pasadizo de la bruja tuerta.

-Vamos no te quedes allí.-

Aún no planeaba volver pero... era buen lugar para vaciar el bolso e ir por mas cosas.

Noté la mano de Sadie apretando la mía, por lo que me detuve y volteé para observarla pero me encontré con una bonita sonrisa lo cual logró ponerme un tanto nervioso. Aunque si algo resaltaba en mi es que lograba disimular con total naturalidad si esto sucedía en algún momento por lo cual un momento así podía pasar desapercibido sin mucho esfuerzo.

Solo volví a mirar al frente y tragando con algo de dificultad apreté suavemente la mano de Sadie y continué caminando sin dejar de pensar.

“¿Que carajos me pasa?, es una amiga… las amigas y las novias de mis amigos tienen bigotes, ¡Deben tener unos jodidos bigotes!”

No lograba concentrarme del todo pero aun así seguí caminando hasta llegar a un lugar donde podría vaciar un poco el bolso y solo llevar en este la capa de James, allí también se detuvo Sadie un momento como si observara y revisara las cosas que llevaba.

Yo por otro lado me separaba un poco como dándole su espacio, mientras me revolvía un poco el cabello pensando en este breve momento, la verdad… Sadie iba más allá de una simple amiga… Me había salvado en más de una ocación, o asumido un castigo solo… para hacerme compañía, Incluso cuando Gwen me había dejado plantado en el callejón Diagon ella había llegado allí para acompañarme y no dejarme solo, y haciendo más memoria… estaba tan bonita esa tarde.

Volteé para observarla y por primera vez parecía observarla en cámara lenta, uno de los rizos que se acomodaban por detrás de su oreja se deslizó lentamente y cayó rodando por su mejilla para que luego ella levantara su mano y lo acomodara en el lugar donde se encontraba anteriormente. Eso… se vio increíblemente sexy.

Mi fuerza de voluntad iba bajando tan deprisa, me apoyé sobre la pared del pasadizo y lo observaba de reojo, pero podía sentir como mi labio inferior subía lentamente y mis dientes lo mordían casi instintivamente… Nunca la había visto de otra forma que no fuera una amiga, una hermana… de esas personas con las que uno siempre podría contar… y las relaciones arruinaban las amistades, bueno luego de cortar… siempre había pasado, bueno casi siempre, por ello nunca buscaba nada serio con nadie y no quería perder la amistad de Sadie, fue algo difícil de cultivar ya que era sabido que tiene un… ¿cómo decirlo? Podría decirse un dementor de hermano, por lo que hacerme lugar en la vida y el entorno de Sadie Maddson no había sido sencillo, era graciosa, bromista, aventurera, hermosa, todo lo que un hombre necesita.

Me quedé en blanco un momento mirando la nada. Todo lo que… un hombre… ¿Necesita? Demonios… cerré los ojos y tragué con algo de dificultad para luego abrirlos lentamente y observarla una vez más. Aún seguía como rebuscando entre sus cosas por lo que respire profundamente me acerqué hacia ella.

-Sadie…-

Debía saber algo con certeza, estaba claro que no la miraba únicamente como una amiga, y desde hace tiempo que el mirarla así se estaba complicando, para ser más preciso… desde aquella cita inesperada en el callejón, la cual si bien fue originalmente planeada para Gwen… Sadie resulto ser una gran y cálida compañía esa tarde… Desde esa tarde, por algún motivo siempre la buscaba al salir de clases y quizás por ello Los muchachos se burlaban diciendo al salir de clases.

“Hey chicos mirad, ahora es cuando Sadie Maddson estará agitando su varita por ahí Diciendo Accio Sirius”

Pero que más daba lo que ellos digan… con ella yo… me sentía bien. Sadie volteó y allí estaba la prueba de que todo lo que luché por mantener por años, se desmoronaba en solo segundos… Aquella hermosa mirada, hermosa, cálida, perfecta y única mirada, Alguien debió conjurar Arresto Momentum, porque en ese momento todo pareció ir más lento, y la oscuridad un tanto lúgubre del pasadizo apenas iluminado por antorchas pareció pasar a segundo plano ya que su mirada aquella leve sonrisa era todo lo que mis ojos podían ver.

- Yo… sé que estoy por hacer una estupidez… Por favor detenme… o ya será muy tarde.-

Tragué con dificultad mientras me acercaba lentamente.

-Será muy tarde para que pueda dejarte ir.-

Susurré tomando suavemente una de sus manos para luego acercarla hacia mí, la punta de mi lengua apenas asomo humedeciendo mis labios para luego morder mi labio inferior suavemente y acercar mi rostro al de ella… pero antes de hacer algo me detuve y la observé claramente… Y sin más… la besé.